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La higiene y el aseo en las personas mayores

Aseo personas mayores, consejos más que ayudas

El aseo diario es una necesidad primordial para la higiene de todo el mundo, también de las personas mayores. Este colectivo a menudo renuncia a su bienestar por verse incapacitado a la hora de realizar las tareas cotidianas de higienización personal. Por eso, debes informarte sobre las rutinas de aseos para personas con discapacidad o con movilidad reducida.

¿Qué partes tiene el aseo de las personas mayores?

Aseo personas mayores, consejos más que ayudas para una correcta higiene

Todas las personas quieren realizar sus aseos con autonomía. La posibilidad de limpiarse ellas mismas de manera más ágil y cómoda hace que se sientan menos dependientes. Las ayudas técnicas existentes a día de hoy logran que consigas esto sin mucho esfuerzo. Debes conocerlas, tanto si las buscas para ti como si quieres ayudar a una persona a la que quieres. Habría que diferenciar estas ayudas según las tareas que se realicen.

Ducha para el aseo de los mayores

Cada vez hay más artículos para usar en la ducha que aportan seguridad e independencia . Por ejemplo: asientos, banquetas y sillas especiales para meter en la ducha. No obstante, los primeros pasos para asistir a una persona que necesita ayuda es instalar asas y barras de seguridad, tanto fuera como dentro del plato de ducha. Preferiblemente, el plato debe estar a ras del suelo o no existir. Las bañeras son altamente desaconsejables. Sin embargo, en estas se puede usar tabla de transferencia o asientos giratorios.


Higiene en la cama

Cuando la persona no se puede mover o le es imposible entrar a la bañera y no hay disponible una ducha, lo mejor es recurrir a la asistencia del aseo en la cama. Las personas encamadas no se pueden mover sin una ayuda completa, así que para no sufrir dolores de espalda, es mejor limpiarlas girándolas de uno a otro lado en la cama. En la actualidad, hay lavacabezas muy cómodos, así como esponjas y todos los artículos necesarios para las higienes diarias o profundas.

¿Cómo contribuir a la higiene y el aseo de las personas con discapacidad o movilidad reducida?

Puedes contribuir a la vida de estas personas informándolas sobre una rutina de lavado. Así, cada día podrán notarse frescas y limpias, porque sabrán qué pasos se siguen con ellas para lograrlo. Si vas a lavar a alguien encamado, lo mejor es que sigas los mismos pasos cada día para que se acostumbre y para no olvidarte de ninguna parte. Además, si sigues los consejos que leerás a continuación, no te supondrá un esfuerzo físico ni te dolerá la espalda.

Aseo personas mayores, consejos más que ayudas higiene diaria

Lo primero que debes hacer es lavarle la cara con mucho cuidado: ojos, boca, oídos y cuello. A continuación, le lavarás los brazos, las axilas y las manos. Cuando toque cortar las uñas, conviene ablandarlas en agua un rato. Así esta tarea te resultará más sencilla y la persona no sentirá dolor en el proceso. Nunca tengas prisa, porque entonces la rutina se convertirá en un suplicio para quien intentas ayudar.

Después de este primer lavado, toca lavar el pecho y el abdomen; tendrás que secar bien los pliegues para que no cojan humedad y salgan hongos. Después, pasa las piernas y los pies, con el mismo cuidado que con la barriga y el mismo detalle que para las uñas. Intenta poner toallas debajo de cada pierna y lavarlas una a una.

Para la espalda, simplemente bastará con girar a la persona sobre uno de sus costados . Si no se aguanta por sí sola, puedes colocar almohadas para que no tenga que hacer fuerza. Los genitales se lavan al final y siempre de delante para atrás.

Usa esponjas, toallitas húmedas y muchas toallas para secar bien las zonas humedecidas. Para el cabello, hay lavacabezas hinchables que se colocan al lado de la cama: son cómodos y no pesan. No tienes que lavarle el pelo todos los días si la persona no suda mucho.

¿Qué limpiezas personales aportan bienestar y al colectivo dependiente?

Todas las ayudas que puedas aportar para su higiene serán agradecidas. Sobre todo, ten paciencia. A nadie le gusta tener asistencia en la ducha o directamente en la cama. Si aseas en la cama, intenta darles importancia a otras cosas, solicita a las personas que cuidas toda la ayuda te que puedan dar sin forzarlas, etc. Si asistes en la ducha o bañera, procura que las personas estén cómodas, que disfruten de la temperatura del agua y de los olores de los jabones y champús escogidos. En ambos casos, recuerda que es importante que no pasen frío.

Si quieres tener más información sobre el tema porque tienes miedo a solicitar la ayuda, no te preocupes. Todas las personas pueden necesitar auxilio de vez en cuando, incluso antes de envejecer. Lo importante es contar con personas que, a nuestro lado, nos ayuden a sobrepasar cualquier etapa de nuestras vidas. Estos consejos sirven para eso.

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